Después de una borrachera que termina en la cárcel, el locuaz y charlatán Oh Dae-su ha sido secuestrado. De pronto aparecerá en una especie de cuarto de hotel con todo y televisión, en el que le dan de comer y cada tanto lo rocían con valium en gas, con lo que siempre se queda dormido. A veces pregunta y grita y maldice porque no sabe los motivos de su encierro. Un año más tarde, se entera por la televisión de que es el principal sospechoso del asesinato de su propia esposa. Según la policía, sus huellas estaban en diversos objetos del lugar del crimen. Por supuesto, tampoco de su hija habrá más noticias en adelante.Entonces decide escribir una especie de diario con el fin de averiguar entre sus recuerdos a quién podía haberle ocasionado un mal semejante, como para tener que sufrir esa clase de encierro. Hace esfuerzos supremos para no perder la razón, entrena su cuerpo con peleas contra la pared para cuando tenga oportunidad de vengarse, y comienza a rascar un agujero lenta, pero tenazmente, en uno de los muros de su prisión. Sin embargo, sus captores le lanzan la ironía de que, cuando finalmente logra aflojar un tabique y sentir el aire y la lluvia del exterior en su mano, después de tantos años; es decir, cuando está a un paso de escapar, lo dejan en "libertad" al otro día, en la azotea de un edificio.
